Empezaba la mudanza, o más concretamente, ésta llegaba a mi habitación. Cuando esa tarde mi padre depositó en mi cubículo unas cajas de cartón y me dijo "puedes empezar", algo realmente triste pasó por mi cabeza. No era sólo irse de la casa en la que he vivido toda mi vida. Ni tampoco -aunque para mí sí sea bastante importante- el pensar si la enorme cantidad de libros se puede dañar en el cambio de casa. Era más bien la conciencia de saber que el resumen de tu vida puede caber, aunque sea en muchas, unas simples cajas de cartón. Y yo realmente adoro mis libros. Como Rorschach siempre me dice, si se quemara su casa, él se quedaría dentro, como un capitán que no abandona su nave cuando naufraga. O como decía en un cortometraje que hice con Blackie, con nuestros muñecos: "Los libros son mi vida". Aquí debe de haber más de dos millones de pesetas en concepto de cosas editadas (hace muchísimos años, haciendo cálculos, me salía uno, así que ahora ya ni quiero imaginármelo). Sin contar la música o las películas. Y no es que lea muchos libros al año (bueno, el pasado sí. Éste voy muy mal de lecturas.), pero entran, y entran. Y me encanta comprarlos, acumularlos, ver ediciones bonitas, ojearlos, ordenarlos, ver qué año se editaron, encontrar gangas de segunda mano, libros raros... El Paraíso bajo la especie de una biblioteca, decía Borges.
Ya no caben en ninguna parte. Hay segundas y terceras filas en los estantes, todo está abarrotado. Pero los quiero a todos. No sé por dónde voy a empezar.
Suena: Skeletal Family - The Singles.
1 comentario:
Ays, el coleccionismo... Tiene una parte mágica y otra aberrante.
Yo disfruto al despertarme y ver la estantería q tengo enfrente (aunque mi madre diga q no sabe como no me entran náuseas y q si lo viera cualquier psiquiatra me internarían...).
Y sobre lo de la casa ya lo pudiste comprobar un día ;) jejeje
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