Fui a tomar una cerveza con M., recién vuelto de su aventura okupa en Londres. M. es uno de mis mejores amigos y siento cierta debilidad por él, quizá por la afinidad en nuestros gustos, aunque él, decididamente, tiene el punto de locura y atrevimiento que a mí me falta. Siempre es agradable pasar un rato con él.
De vuelta a casa. Son sólo las 22.30, pero la ciudad ya está muerta. Voy a la parada de bus, y resulta que el último ha partido de un extremo hace veinte minutos. Espero un poco, pero es en vano. Tengo media hora de camino a casa a pie.
Así que enciendo el reproductor y empieza a sonar el "Pornography" de The Cure. Habrá que tomárselo con filosofía. De camino, compro un kebab. Todo está tranquilo; más que tranquilo, desierto. Cuesta creer que antes de las once, casi todos los locales, incluido algún que otro cine, están cerrados. Esta tranquilidad es la doble fortuna que debemos pagar los que vivimos en este rincón del mapa.
2 comentarios:
Yo no creo que sea mala fortuna vivir en "este rincón del mapa", incluso me parece fantástico vivir aquí y más me gusta vivir. Disfruta de la tranquilidad de las calles, que no todas las ciudades lo pueden tener, y disfruta además de estar contigo mismo. ¡¡Yo he aprendido¡¡
Te paso un poquito de contaminación acústica y hormigueo incesante de personas cuando gustes. Si es que gustas alguna vez, claro!
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