11.1.07

I.t.m.f.l.

Desde que se inició el año y se cumplía más de un mes desde que la sinrazón había apartado a R. de mi lado, vi claro que ya no había por qué tener el móvil encendido. Así que, desde hace unas semanas, apenas lo tengo algunas horas encendido. Lo uso como reloj por la noche, en el periódico, al llegar a casa lo apago y no lo vuelvo a encender hasta la tarde siguiente, cuando vuelvo de dar clases en el colegio. Una carga de batería puede llegar a durarme un mes.

Pero, y ésa es la trampa que yo mismo me preparo, si lo tengo tanto tiempo apagado no es tanto porque sé que no lo voy a usar, como para que, cuando finalmente lo encienda, por fin encuentre en la pantalla un mensaje, una llamada perdida, algo que me rescate. Odio el móvil. Odio mi vida. Siento que el capricho del destino me ha hecho malgastar mis mejores años.


Suena: Lamia - O Virgo Splendens.

1 comentario:

Paloma Corredor dijo...

Vaya, no soy la única que lo hacía. Pero ya pasó. Ahora prefiero dejarlo encendido, sin más.
Más vale móvil en silencio que ilusiones vanas. Más vale un día entero de aburrimiento que un minuto de éxtasis seguido de una semana de decepción...

Objetivos del año

Decíamos hace un año: · Dejar el tema académico . Centrarse en el cómic. Lo demás no tiene sentido. Publicar algo más de cómic. ¿Lo he c...