24.8.05

Aliens

Llevo cuatro días con una especie de alien en el estómago. No me apetece comer por temor a sus represalias, pero también me siento débil. No sé si todo es por lo que cené el viernes pasado, pero lo más probable es que sea la marca de Caín* manifestándose de forma más virulenta y ostentosa de lo acostumbrado.
Me gusta la tranquilidad de la redacción cuando se va vaciando y el rumor de las voces y los teléfonos se va apagando, cuando sólo quedamos la sección de cierre y yo, navegando en la noche eterna e los fluorescentes, esperando a darle la puntilla a la edición y poder largarnos a casa, conduciendo por una ciudad muerta que espera otra oportunidad de redención dentro de unas horas.
Hay días en lo que me siento inútil, en que sé que estoy hecho para estar solo. Le fallé a M., no pude darle lo que quería, ni a L. lo que hubiera deseado de mí, ni a L2. entregarme como ella habría querido, e incluso antes de conocerlas, sabía que nunca podría ser el tipo de hombre que N. o S. querrían. ¿Quién quiere a un tímido irredento, cuya idea de diversión es sinónimo de aburrimiento para sus allegados, que vive en un mundo de libros, encaramado en una torre de marfil, escupiendo en la distancia, intentando vivir con una soledad mal llevada? ¿Un tipo que cree que aún podrá servir de algo escribirle un poema a una mujer? Nadie.
Mi única fidelidad es la que me tiene Caín.

Suena: Illapu - "Tristeza incaica".

*Prefiero llamar así al colon irritable, porque un mal tan nefasto como ése no se merece un nombre tan irrisorio.

5 comentarios:

kyra dijo...

Pero si casi haces el abecedario!!!ligon.....
eso es porque aun no has encontrado tu yang^^

MacVamp dijo...

La melancolía suele ser provechosa cuando nos incrementa la creatividad. Pero cuando sólo sirve para añorar el pasado y para darle mil vueltas a los "hubiera" o "hubiese", creo que es una total pérdida de tiempo.

Los lamentos deberían erradicarse de nuestras vidas, sólo sería permisible rememorar los errores, las supuestas faltas y los irremediables fallos para rectificar lo que consideremos rectificable.

Y yo no considero a la timidez un defecto, ni mucho menos el vivir en una torre de marfil. Desde las alturas, todo se mira con mejor visión, pero eso sí, lo malo es que todo se nota empequeñecido y difícil de conocer. Vale más subir a la torre de marfil cuando sólo queramos escuchar a nuestra mente. Y hay que abandonarla para enfrentar a los/las posibles candidatos/as a compartir el mayor tiempo posible con nosotros.

Un abrazo.

kyra dijo...

Claro que ser timido no es un defecto...aunque no lo parezca yo soy timida....y antes era la reina de la timidez en persoan..era exagerao.

Edwin dijo...

No considero la timidez como un defecto. Te considero también una criatura nocturna.

Cisne Negro dijo...

Yok, ¿nos conocemos?

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