27.3.18

Una segunda juventud

Pude dar con un grupo de compañeros de trabajo con un nuevo grupo de jugadores de rol. Sólo uno de ellos había jugado antes, y me permitía desempolvar mis habilidades sin que se dieran cuenta de mi nivel de oxidación. De todas maneras, esto es como ir en bicicleta. Jugar con adolescentes está bien, sobre todo si eres uno de ellos, pero jugar con iguales es lo mejor. Por eso disfruté como un niño otra vez de esas horas jugando a Star Wars D6, aunque siguiera sin controlar el reglamento del todo. El subidón me duró varios días, y no podía estar más que terriblemente agradecido a ellos por darme esa oportunidad de conectar de nuevo con algo que me gusta tanto. Que quizá para ellos era una quedada más, no lo sé, pero para mí era una conexión muy especial que necesitaba desde hacía mucho tiempo.
Así que cuando se canceló la siguiente partida por cuestiones meramente puntuales (Pascua y viajes de la gente, lo normal. Al fin y al cabo, ¿qué es lo más difícil de jugar a rol? Reunir a cinco personas en torno a una mesa) me sentí terriblemente decepcionado y me di cuenta de que había estado esperando ese viernes desde hacía semanas como quien espera que llueva para salvar una cosecha, o como quien espera al Salvador. Espero que podamos mantener una regularidad, porque de veras necesito esto. Me da la vida.

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