Una cosa es la vida real y otra es la mía

A punto de cumplir 28, con apenas dos días enteros libres desde que había empezado el año, empezaba a sentirme viejo de verdad. Una buena amiga me confesaba esta semana que está embarazada; tras la obvia y radiante alegría que siento por ellos, no puedo evitar sentir cómo me caen los años encima. Otra me hace sentir su malestar porque un ex amante se ha largado con su mejor amiga... (Sí, quizá duele, pero tal vez deberías pensar si lo que tienes no es acaso lo que quieres, y entonces valorar todo en su justa medida). En el trabajo, tras mis (inútiles patéticos) intentos con E., trato de no parecer mezquino cuando le pido que me devuelva los libros que le presté (me responde sin ni siquiera levantar la cabeza del monitor, quizá crea que no soy suficientemente bueno para ella. Lo que es yo, he llegado a la conclusión de que lo que pasa es que le gusta jugar con los sentimientos de los demás). Y finalmente, brumas del pasado me llegan en forma de sms: "A veces pienso en si ésta es la vida que quiero. Supongo que sí.", me dice. Tú sabrás, querida, tú sabrás si todo por lo que marchaste vale la pena o no, pero a mí no me lo preguntes. Sólo soy un amargado que este lunes está un poco más cerca de los treinta y no sabe de qué va su vida.

Suena: Christian Death - Elektra descending.