Se llamaba V., apenas recuerdo nada más de ella. Sé que estábamos en primero de EGB, que era castaña y tenía la piel pálida, pero nada más. Sé que se cambió de colegio y que nunca la volví a ver. Lo que más recuerdo de ella es un sueño en el que ella cantaba una canción inventada que incluía mi apellido, que es como todos me llamaban en aquel tiempo. Es más, no recuerdo tanto el sueño como a mí mismo recordando el sueño, de la mano de mi madre, yendo de compras, cerca de un gran mercado tradicional de Palma. La memoria arrasó esa bahía hace mucho tiempo.
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