Escribo esto desde el diario, en mi última noche de corrector. Hoy me da igual si estamos hasta las doce o la una, si los de deporte son unos zopencos desconsiderados o no, todo eso empezará a quedar lejos desde el momento que traspase la puerta a mi salida. Han sido cuatro años desde que llegué aquí, y prácticamente desde entonces, salvo por un mes al año, no he podido disfrutar de las noches de los fines de semana. La circunstancia se complicó en noviembre de 2006, cuando conseguí la plaza de profesor en el colegio donde sigo ejerciendo, con lo que mis días libres a la semana se redujeron a cero. Desde entonces han pasado muchas (y pocas) cosas, lo más destacado en realidad es el dinero que he podido ahorrar mientras tanto. Para todo lo demás, o casi para todo lo demás, la cosa no ha ido tan bien. Apenas veo a mis amigos y apenas salgo. Con el fin de este ciclo (motivado por la "crisis", según la empresa), empiezo un nuevo curso y nuevas perspectivas en mi vida se abren, aunque sean sólo en forma de tiempo y sus futuribles. Tengo hambre de muchas cosas (cercanas, lejanas) y quiero empezar a saborear el menú.
14.9.08
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5 comentarios:
Ánimo pues! Siempre un fin puede ser un buen comienzo hijo. Y que descanso!
Ey, pues ya sabes! ;)
Entre líneas tan oscuras siempre es agradable encontrar un haz de luz. Me alegro de que al fin puedas liberarte, sé que lo harás, tienes (por lo que escribes) buena gente a tu alrededor que se encargarán de ello y te arrancarán poco a poco hasta conseguir envolverte en la rutina de lo bello, lo ocioso, lo inesperado, ojalá consigas acercarte aunque sólo sea por un momento a ese estado que tanto añoras en tus escritos, sólo por la belleza con la que describes tu deseo de lograrlo te lo mereces.
esto del pluirempleo es mu duro
Ánimo, Sr. Profe
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