Me dice E. que nuestro buen L.M., profesor, maestro de la vida, pero sobre todo amigo, no está bien. Que el tumor que le extirparon hace años ha regresado y ya es demasiado tarde. Que le queda poco entre nosotros. Paso el resto del día temblando y la noche con pesadillas. Entonces, cuando superó ese primer ataque, nos dio a todos una lección de entereza, de fortaleza, de lucha, como pocas había visto. Y ahora esto. Ante semejante noticia, el resto de mis preocupaciones se me antojan niñerías, bobadas sin importancia -que si demasiados ojos extraños puestos en el fénix, que si mi mala suerte con las féminas, que si mis achaques de salud... Quiero decirle a L.M. cuánto le quiero, cuánto me ha enseñado, cuánto he aprendido a su lado. Que todo lo que él nos explicó intento transmitirlo cada día a mis niños en el colegio, que ha sido un modelo para mí y que siempre, siempre, siempre estaré en deuda con él; nunca podré agradecerle lo suficiente cuánto aportó a mi vida. Sólo quiero que Dios le dé tiempo para marcharse con las maletas hechas y que no sufra. Y que sepa cuánto nos importa a todos los que le queremos.
(El blog queda congelado hasta nuevo aviso. No hay más preguntas).
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Suena: Nick Cave & Warren Ellis - Destined for Great Things.